Salió el silencio frenético pegando gritos, desnudo y sin complejos, abrazado a la locura. Ella, tan sutil, disimula su presencia. Se cruzan inevitablemente todos los días en el mismo atasco, en el mismo camino, de lunes a viernes, envueltos en la noche porque el sol no ha salido.
Hoy el viento aulla fuera, también silba y a veces baila en espiral, a veces nada, y nada es lo más habitual. Nada, es eternidad.
Susurra mi nombre y yo suspiraré, tu aliento mi energía y tu voz mi despertar. Silba y tararea la melodía que nos haga enloquecer, inventa un nuevo día, yo solo escucharé.
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