Cuando estás en ese momento en el que te pesa todo el cuerpo, el aire no es ligero y tus manos son dos retos, el tiempo va y te aplasta como atmósfera pesada. No hay alivio en estos días de sueños que han caído y otros tantos quedan rotos. Según dijo el astronauta.
Si pasaste por mi puerta en mi cueva me encontraba, dame
vida, dame aliento. Tus palabras son mis alas y tus ojos son dos faros que me
guían como a un alma congelada. (soy mosquito, soy abeja. -¡Tengo Aalas!)
Tus miradas una vez coagularon mis entrañas, una flecha atravesó mis dos ojos, mis pupilas como pozos. ¡Abran paso! Por mis venas la electricidad se desbocó, yo cantaba y retozaba como un gato bajo el sol.
Siempre tuve una pregunta, siempre surge esa cuestión, después de tantos años, ¿cómo fue cuando pasó? tu mirada se encontró con mi gesto de aprobación, una sonrisa escondida en mis labios se adhirió. Era calma, era paz, sí. Dime sí. Dímelo. Que la electricidad te a alcanzado como un rayo embriagador, la energía que desprendo, son los besos que te debo, los abrazos que no tengo. Dime, cómo fue que no pasó. Yo aquí sigo esperando la señal en palabras escondidas o palabras relucientes. Es el oro que me dejas, el tesoro de la vida, el motor que mueve el mundo, la inspiración de nuestros días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario