Enjundia

Ha sido mi superpoder volando el que se ha ido detrás de un pajarillo. que con su vuelo despistado he acabado cayendo en picado. Por mi impulso al riesgo, me lo merezco. Por creer que no pesan mis huesos. A pesar del golpe lo agradezco. Porque hay que pensar siempre en positivo, un sentimiento implantado en el corazón nativo. Bajan las luces y cae el telón como se esconden los astros y cae la noche. No hay quien arrope a los enamorados. Hay luna, pero no les pertenece, pues a ella también aúllan los lobos solitarios.

Pasado mañana

El pasado no es mañana pero el mañana pasará. El Pasado, que es atrás, queda lejano. No esperas, no desesperas. El movimiento siempre es vida, deja que fluya mientras me como una tortilla.

Suspiro

Somos Bruma, sólo eso y nada más. Vaporosa, somos eso, un suspiro ¿no lo ves? Perseguida de una sombra que en silencio se agazapa en el filo de un papel. Y abrázale fuerte, no se pierda en un rincón, aunque sople entre quejidos arrepentidos un tifón.

Emancipación

Ha saltado un abismo, andando, de una zancada elástica sin despeinarse, con una mano en el bolsillo, disfrutando de un paisaje relajado y cálido, y la otra sujetando una copa de vino nada peleón. Sin prisa. El camino discurre a campo abierto, y el cielo que atardece cae desvanecido, acuareleado, entre naranjas mandarina, magentas y violáceos.

De puntillas

Viene el susto, viene. Y te coge por la espalda. Mi cuerpo se queda de piedra pero mi alma salta. Desbordada y liviana planea, pero no solo es que vuela, es que rumia como devolver la jugada. No dirá buh! Pero algo será. Y va de puntillas… va.

La despedida

De una forma inesperada y sin saber por qué un inmenso vacío le sobrecogió, de vuelta, por un túnel negro, el regreso a un deambular extraño, perseguido por los tormentos y la soledad inexplicable de este momento. El corazón encogido, convertido en una bola de plomo, se hunde en una sábana de petróleo que relumbra como la seda bajo la luna, cae cada día más y más profundo en un tiempo inmortal. Corazón que arde en combustión azul helada. Entumecido, llegó el momento de la despedida.

El brillo

Reluce en un espacio que no existe, ni aquí ni allá, nos cegó sin molestar a la vista, sin necesidad de gafas de sol. Brilló y mucho más. Sublimados, evaporados, desintoxicados, habitamos los rincones más ocultos del tiempo; minuciosamente examinado. Amor que no se ve. Amor que no se da, es un instante moribundo en el vacío. El destello del relámpago a punto de ser engullido por un colosal agujero de espumarajo negro. Digamos que como mínimo, cada día, hay que formar una nueva constelación en el cielo.

Posidonia

Nunca tuve la intención de decir nada, pero no me quedó más remedio que aprender a hablar para llamar tu atención. Tampoco quise crecer nunca, pero dejé que el tiempo me cambiase. Lo hice hasta hacerme más alta que Orión para que, quizás, me vieses. Deseos, anhelos, el azar, el juego. Cada día es una sorpresa. Sopésalo me digo. El Mundo es gigante a mis pies solo que cabe en una botella a la deriva en el mar, el tuyo es el océano entero, el universo si quisieras, por eso nunca existiré, deberé conformarme con navegar en tus pensamientos de agua, dónde los sentimientos se mecen con calma y se besan sin que exista el amanecer.

Menta

Imagino que apareces tras la puerta, al otro lado del puente, al final del camino, encima de la mesa o bajo la sábana. Lo escribo, lo dibujo, lo enderezo porque se ha torcido. Será la última vez. Hoy será la última. Todo termina agotado. Sí, todo termina. Con un golpe de realidad, se apaga la música, se quema el sonido. Necesito que crujan ramitas y hojas secas bajo mis pies, mientras, como hojas de menta-chocolate. Todavía me preparo para el beso. Será la última vez, quizás sea el primero. Aliento fresco.

Atolón

 

Anoche veía la televisión sin ningún interés, y apareció el “Atolón” y ya pude dormir sin más. Encontré el lugar, a la sombra de un viejo árbol, solo tuve que guardar mis patas y mi cabeza dentro de mi caparazón y  hacer un "waitting", con un poco aguacate y de salmón, no es un mal sitio para abstraerse. Peregrino redentor.

oleada

 

Allá dónde las corrientes se juntan y hay olas cuadradas ordeno mi mente, es curioso ese efecto visual, olas cuadradas en el mar. Donde los pensamientos más rectos y encorsetados se quedan a vivir, en el perfecto orden de las cosas, todo en su lugar.

Antiguos pensamientos que no sirven allá que van a descansar en paz. Los nuevos vienen a nutrir y desafiar. Así es, un no parar.   

Paguro

 

Que te parece si respiramos un momento este crujiente soplo de tomillo. Saciando esta hambre …

Un cielo rojizo se hace infinito, nubes violetas. Saetas doradas y olivos de acero. Hormigas que luchan por migas de pan que tiro dejando marcando el camino por el que vendrás.

Voy andando lento, muy lento. Te voy dando tiempo y más tiempo; nieva. Los caracoles esquiando me adelantan con velocidad, me corta el aire que dejan al derrapar. No tengo prisa, me hago un iglú, solo queda esperar.

Remolino remolón

 

Salió el silencio frenético pegando gritos, desnudo y sin complejos, abrazado a la locura. Ella, tan sutil, disimula su presencia. Se cruzan inevitablemente todos los días en el mismo atasco, en el mismo camino, de lunes a viernes, envueltos en la noche porque el sol no ha salido.

Hoy el viento aulla fuera, también silba y a veces baila en espiral, a veces nada, y nada es lo más habitual. Nada, es eternidad.

Susurra mi nombre y yo suspiraré, tu aliento mi energía y tu voz mi despertar. Silba y tararea la melodía que nos haga enloquecer, inventa un nuevo día, yo solo escucharé.

El pozo elevador

Cuando estás en ese momento en el que te pesa todo el cuerpo, el aire no es ligero y tus manos son dos retos, el tiempo va y te aplasta como atmósfera pesada. No hay alivio en estos días de sueños que han caído y otros tantos quedan rotos. Según dijo el astronauta.

 

Si pasaste por mi puerta en mi cueva me encontraba, dame vida, dame aliento. Tus palabras son mis alas y tus ojos son dos faros que me guían como a un alma congelada. (soy mosquito, soy abeja. -¡Tengo Aalas!)

Tus miradas una vez coagularon mis entrañas, una flecha atravesó mis dos ojos, mis pupilas como pozos. ¡Abran paso! Por mis venas la electricidad se desbocó, yo cantaba y retozaba como un gato bajo el sol.

 

Siempre tuve una pregunta, siempre surge esa cuestión, después de tantos años, ¿cómo fue cuando pasó? tu mirada se encontró con mi gesto de aprobación, una sonrisa escondida en mis labios se adhirió. Era calma, era paz, sí. Dime sí. Dímelo. Que la electricidad te a alcanzado como un rayo embriagador, la energía que desprendo, son los besos que te debo, los abrazos que no tengo. Dime, cómo fue que no pasó. Yo aquí sigo esperando la señal en palabras escondidas o palabras relucientes. Es el oro que me dejas, el tesoro de la vida, el motor que mueve el mundo, la inspiración de nuestros días.

Nécora

No confundas el color de aquel stop con el carmín que hay en mi boca, uno dice que pares el otro pide que pases a un jardín color de rosa, puede que no ha haya calles ni tampoco domésticos animales, puede que sólo haya un abismo y caigas a un mar sin una afilada roca. El acantilado, el sol, la luna, enfrentados y unidos por un invisible hilo de espuma… Es todo tan onírico. Deja en paz mi cerveza, si quieres salto contigo a ver si pesco una nécora.

La cola

Así es a veces el amor, un vidrio opaco, menos que eso, un cristal punzante no reciclable.

Mientras tú como lobo obsesionado con su cola da vueltas persiguiéndola, dibujas círculos perfectos e infinitos en la arena. El mundo no te resulta más que eso, 360º de velocidad y vértigo en blanco y negro.  La vida en el  exterior cambia, las personas que te amaban no lo hacen de la misma manera, el desgaste y el del suelo han escavado un pozo muy profundo, tú lo escalas y ves la luz, pero el paisaje cambió, sin arraigo ni certidumbre pisas tierra y a unos metros de distancia opciones infinitas. No hay nada mejor que hacer, piensas. Vuelves a perseguirte la cola y todo acaba donde empieza.

Negafirmación

No hay opciones, no quedan. El tiro está hecho con esta última bala. Viaja por el cielo rasgando hiriente el espacio y el tiempo.  No queda tiempo, no existe. No y más no, más negación para afirmar lo inevitable. Las dudas asoman la cabeza entre las nubes, ya pesan más que la presión de la  desconocida  profundidad de los océanos. Se acumulan argumentos, me sobran.
Anda ligero, corre despacio, vuela en silencio, nada contento. Escapa.

Los laureles

Adormecida entre laureles que me mandas dibujo tu nombre bajo las sábanas. Invocado a visitar mis nubes y desvelos  se cierne sobre mí el perfume que envuelve tu efímera presencia, embriagadora rellena la estancia. Acabarás devorando mi sombra. Se acerca el sol con su linterna. Abrasa los restos, partículas en suspensión perpetua arrasan la magia de la que apenas queda nada. Apenas queda nada…

Incombustible

Una nube viaja más o menos lenta, a veces pasa más o menos densa como la pintura diluida en agua. Siempre se desplaza desde las montañas. Lluvia negra ha caído en nuestra tierra  y la ha dejado  convertida en tristes carreteras. Pájaros sin plumas cruzan las laderas y nuestras vidas se hacen mucho  más pequeñas. Déjame perseguir un sueño, de esos en los que yo nunca muero cuando salto desde el rascacielos. Caeremos si quieres como los gatos, o si prefieres haciendo el pino puente.  Déjame llevarte hasta mis rincones, de los que nadie sabe, de los que nadie entiende. Seremos dos destellos de luz incombustible,  cargados de esperanza,  arrinconando a las pesadillas que se lanzan sobre nosotros como asesinas suicidas. Eternos como la nada, hacia ninguna parte y en cualquier lugar.  Ni cuándo, ni dónde, ni cómo. Sólo somos el Todo.

[...]

En la hoguera

Cuando apareció esa extrañeza, nunca se fue. La distancia y el desapego no tardaron en acuartelar su corazón, sitiado por un círculo de piedras que testigos serían de la extinción de esa última llama. Latiendo cada vez más y más lento, contemplativo y exhausto ha comprendido que jugueteó con el tiempo como de un breve fuego en cabeza de cerilla se tratara, no queda mecha, ni luz, ni el breve calor, sí el humo y el olor a chamuscado que ahúman esa oscuridad. La noche se cierne sobre él.  Las estrellas aparecen cayendo en picado desde el cielo y las luciérnagas danzan alrededor del humo sobre aquellas piedras a ritmo de un tango perpetuo. Subamos por ese camino oscuro y escondido hasta lo más alto, recuerdo que dijo.-A descubrir la nada, me dijo, sí. A la vez que amanecía un beso tierno en la mejilla llegó tan cálido como la luz que nos bañaba con el sol.