Hubo un momento de caos que nos aturdió el corazón, sacudió la cabeza y removió las entrañas. Fueron millonésimas de segundo que no pasaban nunca, Miré sus ojos que se clavaban en mi como el acero de la más larga espada, casi muero en ese instante, apenas pude balbucear nada como lo hace un recién nacido, un golpe seco en el pecho me hundió del todo, había caído como una piedra en la nieve. Palpité, parpadeé. Estaba viva, pensé.
Segundos después la más brillante luz bañaba nuestros cuerpos teñidos de noche, la calidez que en un beso se encuentra y en un abrazo se condensa nos pilló por sorpresa. Quién lo hubiera dicho,
- ¿Cómo es que cabemos en una cama de 90?
- ¿Cómo es que cabemos en una cama de 90?
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