Ahora me iría yo a disfrutar del sol a la sombra de algún árbol, con la brisa suave y fresca, a pasar la tarde, y si se tercia la noche. Pero no hay oportunidad, ni hueco, y los caminos solitarios son muy peligrosos para ir andando de vuelta a lo de siempre.
No quiero sol, sólo saber que esta ahí calentando y dando luz. Porque es necesario quemarte para saber que quieres sombra. Es necesario saber lo que no quieres para acercarte un poco más a lo que quieres. la pregunta a veces es más así:
¿ Qué es lo que queremos realmente?
hay que asegurarse de que no es un antojo pasajero como golondrina de verano con sus pasiones y altos vuelos. Saber que merece ser merecido. Buscar la felicidad. Desearla y ser capaz de no tener miedo de encontrarla. Que a veces pasa eso... sabes como serias feliz. buscas la felicidad y al mismo tiempo tienes miedo a merecerla... Y dejas escapar tantas cosas, que sabes que ya nunca más vas a recuperar, que tiemblas. Y al final tiemblas más de rabia, que de miedo.
Y es que decidir es muy traicionero. Por mucha cabeza que se pueda tener, y buenos consejos que se puedan dar, la casa propia tiene mas grietas, humedades y derrumbientos a reparar que la casa del vecino... Vamos de albañiles haciendo obras maestras para los demás, pero para nosotros no somos capaces de reparar nuestros daños internos, porque todo te viene grande y piensas que se te cae la casa encima...
Ya lo decían y decían bien, "En casa de herrero, cuchara de palo"
De momento si no tengo la sombra de algún árbol, me conformaré con subirme al tejado "denoche", que eso lo sé hacer muy bien. Como los gatos.
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